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Mostrando entradas de mayo, 2013

Fragmento de un regreso

Me dejo guiar y caigo en la felicidad horizontal recubierta de blanco y morado. Me hago pequeño ante su cuerpo, acuno mi mano izquierda en su espalda, con mi brazo derecho rodeo su cuerpo y me agarro a su cintura. Estoy aterrado y cierro los ojos con fuerza. Siento una sobre-oscuridad. Abro los ojos. Es ella que clava su mirada delante de la mía. Me pide lo que anhelo, fallo a la primera de forma consciente. Tomo aire y acerco mi boca lentamente a la suya, voy de lado a lado jugando con su nariz. Agarro fuerte su mano, no me quiero caer.

Las necesidades.

Quiero pensar que me saturo en positivo (me duele la cabeza). Pienso que dentro de mi hogar se alojan muchos hogares. Que ese hogar se encuentra ubicado en una calle que a su vez está inmersa en otras calles. Todas esas calles (la mía) forman parte de varias ciudades que se llama de un solo nombre. Si miro un poco más allá de todo eso vivo en un "multipaís", y una cantidad asombrosa de planetas orbitan dentro de "mi mismo" planeta. Camino por dentro, estoy en la rueda, sigo. Camino, pero realmente no sé hacia donde, depende de un árbol, de un edificio... de sus perspectivas sobre mí. Me duele la cabeza. Por dentro no estoy y por fuera nadie me ve. Me acerco a la nada. Cuando me saturo es cuando realmente me encuentro, porque en ese momento acudo a mi rescate y me quedo sin tiempo, me falta futuro para sacar todo lo que se me agolpa en la cabeza. Me duele. Recurro a mis encierros extremos, y paradojicamente es cuando más salgo.