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Sin despistes

No pretendo despistar a nadie. Lo que ha continuación describo es lo que pretendo describir.  A la casa llega su perfume, que al pasar por mi filtro nasal, pongo el nombre de aroma. El calefactor que se levanta en una esquina recibe el apoyo de su cuerpo y así la casa al pasar por el filtro ambiental recibe el nombre de hogar. Ese hogar ya es merecedor de un poco de mimo y sus paredes son coloreadas poco a poco, así se disfruta el proceso. El hogar cobra vida y necesita estar siempre rodeado de vida. Plantas, muchas plantas. Un hogar vivo, tan vivo que no sé si la luz exterior le da más vida o viceversa. Poco a poco se va llenando de literatura, nos poseen, pero no nos sentimos invadidos, por allí se pasean Cortázar, Kundera, Hemingway, Gaarder, Henry Miller, etc. Y nos hablan, discutimos, y cuando no queremos hablar, ni que nos hablen, ni discutir, ni nada de nada, entendemos que el hogar no tiene culpa, así ponemos música... pop, rock, clásica, des-clásica... A media noche, el hoga

El patoso

No se le puede llamar "calita". Pero tampoco era una playa convencional, bueno convencional... si, de esas playas extensas que se pierden a lo ancho, pues eso. Que tampoco era de esas. Se quedaba en un punto medio, por eso me llamó la atención y me adentré en ella para darle forma a una idea que tuve. A finales de verano, se me ocurrió escribir un pequeño poema en la arena, no fue por nada en especial, solamente quería expresarme, además, pensé que el poema en la arena sería algo efímero, y más tratándose del mes de Septiembre. Había pocas posibilidades de que perdurara. Cuando acabé el poema sentí una sensación parecida al alivio, me puse de frente, hacia el mar, como queriendo presentar el poema, ser una especie de nexo de unión entre el poema y el mar. Quizás lo escribí en la arena por la imposibilidad de escribir en el mar, no lo sé. Pasaron un par de días. Mientras llovía, salí a dar un paseo, forzando inconscientemente mi visita a aquel lugar. Para mi sorpresa, pude

Deliriótico

Tú me inspiras, yo te aspiro, expiramos las heridas y filtramos el delirio. Mi mano lenta, o a fuego lento, barnizan tus piernas, liberan de sus poros tu aliento... le dan cuerda al verso pisa todas las comas me convierten en un poseso solo siento tu aroma siguen ocultándose las comas el ritmo casi me devora te muerdo te río te beso te peino me agarro a tus piernas (y este punto y final se asoma).

Mayo

No sucumbo al primer instante, ni a la belleza primera, ni a un primer cuerpo, no sucumbo a un flechazo, no sucumbo a manos desconocidas, no sucumbo a unos ojos que parpadeen poco, no sucumbo de repente, sino que sucumbo a una elaboración, a una pasión elaborada, que desemboque en un amor silencioso, que no se base en palabras. Un cuerpo a cuerpo completo, y también a menor escala.. un mano a mano, un boca a boca...

Algunas directrices.

Desde abajo hasta arriba, una línea tan imaginaria como real me muestra un camino privado que debo recorrer. De lado a lado un paréntesis que protege mi esencia. En el camino privado no se contemplan los tiempos verbales, ni se funden el tiempo humano y el tiempo cosmológico. Es un camino sin meta. Un camino que se convierte en lugar. Un lugar para abstraerse de la corrupción del mundo. El aroma que respiro en el camino, envuelve mi cuerpo y me hidrata por fuera. Echo mano del agua limpia y sin manipulación negativa que me ofrece y coloca a los pies de donde solemos subirnos.  Las palabras cálidas me aceleran en ese camino. Las palabras frías son malinterpretaciones fugaces que se esfuman cuando me agarro al paréntesis que forma su cintura.  En ese camino que no es otra cosa que su cuerpo, refuerzo mi ateísmo. Cuando me agarro a su paréntesis, dentro del mismo escribo de cabeza. Y nada de azúcar desde que conozco su boca.

Fragmento de un regreso

Me dejo guiar y caigo en la felicidad horizontal recubierta de blanco y morado. Me hago pequeño ante su cuerpo, acuno mi mano izquierda en su espalda, con mi brazo derecho rodeo su cuerpo y me agarro a su cintura. Estoy aterrado y cierro los ojos con fuerza. Siento una sobre-oscuridad. Abro los ojos. Es ella que clava su mirada delante de la mía. Me pide lo que anhelo, fallo a la primera de forma consciente. Tomo aire y acerco mi boca lentamente a la suya, voy de lado a lado jugando con su nariz. Agarro fuerte su mano, no me quiero caer.

Las necesidades.

Quiero pensar que me saturo en positivo (me duele la cabeza). Pienso que dentro de mi hogar se alojan muchos hogares. Que ese hogar se encuentra ubicado en una calle que a su vez está inmersa en otras calles. Todas esas calles (la mía) forman parte de varias ciudades que se llama de un solo nombre. Si miro un poco más allá de todo eso vivo en un "multipaís", y una cantidad asombrosa de planetas orbitan dentro de "mi mismo" planeta. Camino por dentro, estoy en la rueda, sigo. Camino, pero realmente no sé hacia donde, depende de un árbol, de un edificio... de sus perspectivas sobre mí. Me duele la cabeza. Por dentro no estoy y por fuera nadie me ve. Me acerco a la nada. Cuando me saturo es cuando realmente me encuentro, porque en ese momento acudo a mi rescate y me quedo sin tiempo, me falta futuro para sacar todo lo que se me agolpa en la cabeza. Me duele. Recurro a mis encierros extremos, y paradojicamente es cuando más salgo.

Playas de Abril.

La temperatura del agua contrastaba fervientemente con la temperatura de mi cuerpo. Dándole la espalda al Mar y con mis pies en la orilla la tuve de frente a media distancia. El agua me enfriaba las piernas pero no subía más allá de mi cintura, por eso, con el calor de mis ojos y sin usar mis manos conseguí tocarla. Cuando la abracé en la arena tuve la sensación de que el Sol bajaba la guardia. Aún así le coloqué mi mano derecha a modo de visera, mi brazo izquierdo le servía de almohada como siempre. Mi boca jugaba al contraste que existía entre la sal de sus labios y la dulzura de su lengua. Mis ojos suspiraban. Desde entonces, miro al Mar y estoy convencido que en alguno de sus puntos se encuentra parte de nuestra piel absorbida por el agua.

Abril

Me engancho a tus muslos, mis manos actúan como una especie de espejo que no es fiel a la realidad porque realmente me agarro a tus piernas con el corazón. Es cierto que los ojos que presento delante de ti son los míos, pero no se tratan de unos ojos normales que realizan la función observadora, se tratan de proyectores son conductos minúsculos por donde a ratos sale mi alma, con eso te miro. Mi boca "exterior" es una abertura, un pequeño túnel que se cierra y se abre, que ríe y se entristece, se encarga de emitir sonidos solamente... porque te hablo con mi espíritu, esa es mi verdadera boca. Mi lengua recorre tu cuerpo, en él, realizo paradas y uso mis dientes. Eso es la pasión. Y no tiene más vuelta de hoja.

Algo sobre el cuerpo

La parte de arriba es un almacén donde generalmente está todo en su sitio. Mi caja torácica es un trastero en contínuo desorden donde transita la pasión. De ahí el llanto. En nuestas entrepiernas el delirio. Cada lateral de tu boca formando un paréntesis en la vida. Las comisuras de tus labios marcándome unos límites de los que nunca quiero salir.

Inusual

Aquel día me salté todo el protocolo, no era nada legal, era un protocolo de boquilla, como una especie de costumbre social que no está firmada en ningún sitio. No le di señales de vida, aclaro eso; Hoy en día se llama "señales de vida" a una "aparición" tuya, por ejemplo en una red social, que tu nombre aparezca y desaparezca en una pantallita se considera hoy una "señal de vida".  Mi concepto de "señal de vida" es otro e intenté demostrarlo ese día. Estuve llenándome muchas horas, pensé en ella, le di paseos en mi cabeza, me puse a leerla, mientras lo hacía me preparé dos cubos; uno de agua fría y otro de agua caliente. Sometí a mis manos a contínuos cambios de temperatura. Al cabo de un rato noté como ella salía de mi cabeza y comenzaba a extenderse por todo mi cuerpo. Ya era el momento. Llameé a su puerta. Cuando abrió le tapé la boca con mi mano izquierda. Con la derecha le cogí, creo recordar, tres dedos de su mano. Y le dije:  "Soy

Los Inmortales

Te estimo porque no estás (en cuerpo) Me irrito porque no tienes voz Lloro porque ni mis lágrimas pueden mojarte, Grito porque no molesta a tus oídos Molesto porque un día te molestes Te reprocho por si un día reaccionas, Te espero solo para que vuelvas Te llamo para escuchar (tu silencio) Me silencio porque así compartimos algo Yo te amo y para mi eso es lo importante. 2007. En recuerdo a mi amigo, mi parte izquierda (cuchi)

Tres Días

1 Hay algo que se mueve... dentro y fuera el pensamiento lo acelera la distracción lo disuelve, Hay algo que cuando me tocas se estira, contrae y mueve a su antojo, no hay pruebas físicas, pero penetra en mi la dulzura de tus ojos Hay un gesto que me derrite, absorbe, y que  positivamente me descontrola. Cuando me acercas tu boca. 2 Sobran las teorías, las explicaciones no tienen cabida, las palabras no tienen peso,  las comparaciones con otras historias no son posibles, no hay pasos a seguir, ni manuales. Todo era natural. Yo estuve allí. 3 Vista desde arriba era como la dulzura puesta en bandeja. Desde abajo era como una emperadora capaz de conquistar  lo que aún no existe. De un lado era una curva en la que mis dedos se  perdían en sus múltiples juegos posibles; deslizamiento, el piano, las garras inofensivas... Dentro de ella era el placer en que el juego se descontrolaba, garras al azar, besos con la boca abierta, y sobreto

Una Visita Rutinaria

El médico parecía muy amable y a los tres minutos de encontrarme allí sentado me preguntó lo que me ocurría. He de decir que yo deseaba oír esa pregunta. A partir de ahí me lancé. "No tengo fuerzas, tengo una adicción, un deseo, llevo varios días viéndola, estoy intranquilo si le falto un día, no quiero estar en otro sitio, no sé como se llama, no sé si me intimida o me hago el intimidado. Usted tendría que verla, camiseta corta, pantalón cortita y el pelo recogido, lo único que cambia a diario es el color de la ropa, el pelo y los ojos no cambian, sus labios sí, sobretodo cuando la hago reír, se lo permito jejeje. No puedo estar en otros lugares porque mi cabeza no se mueve de donde ella se encuentra, no sé si la quiero, no creo, Estoy seguro que tiene algo especial y que me mira cuando Yo no, me di cuenta, algunas veces lo hacer. Esta semana hablaré con ella". El médico escuchó atento todo lo que le dije y me preguntó con franqueza y sin rodeos si yo era gilipollas, querí

Soledad llena en Los Baños del Carmen

Aquel día estuve pensando solo. Ninguna persona física interactuaba conmigo. El balneario estaba desierto de cuerpos rutinarios. Aún no sé a qué leyes correspondía lo que vi camino hacia ese lugar... Yo avanzaba en mi camino, el viento, en mi contra, caminaba más rápido que yo y la mezcla de sol y nubes reflejaban en la arena distintos cañones de luz, como un espectáculo que espera que una estrella acuda al centro del foco. Foco al que yo no llegaba nunca.  A donde si llegué fue a Los Baños del Carmen, parecía estar desalojado para mi. Yo no hice ni reserva. Allí el viento también estaba presente, pero de diferente forma, porque allí dentro, las leyes se mueven en unos parámetros más bellos. Así que el viento besaba a la marea muy fuerte, era como el impacto labial entre dos almas que se reencuentran después de un tiempo. A ratos, la marea cambiaba de dirección, como si el viento la estuviese volviendo loca, pero no era eso lo que ocurría, lo que pasaba es que el mar le cedía al vie

Parada.

A ver, es así; Caminamos por la arena y nos paramos en un punto, el que sea. Entonces yo cojo y con las yemas de los dedos de mi mano derecha bordeo tu cara hasta llegar al filo de tu oreja (derecha), en un abrir y cerrar de ojos te recojo el pelo... lo pinzo con mis uñas y te dejas caer de espalda. Cómo que y yo??!! pues yo encima de ti, a dónde coño voy a ir...

Un Sueño Difuminado

Te sentaste a mi vera. Yo en la toalla, tú en la arena porque querías mantenerte en contacto directo con no sé qué (cosas tuyas, de tu mente y tu cuerpo, ahí no entro). Yo, tumbado, te ofrecía mi perfil izquierdo, el mejor. Tú en cambio jugabas a ocultarte entre la mochila que usábamos de almohada. Hacías nudos con tu pelo, pretendiendo parecer más loca de lo que estás (hay que estar colgá). Más tarde jugábamos al auto-interés, sí, el juego en el que comenzamos hablándonos el uno al otro sobre cosas estúpidas aleatoriamente y forzando los ojos en la cara del otro con interés desmedido. El juego desembocó en un intercambio de miradas blandas, se deshacían nuestros ojos, en ese momento para que la cosa no fuese a mayores comenzaste a hablar, muy rápidamente, diciendo cosas aleatorias, entre medias yo decía frases como "Si te muerdo el cuello tú no te metas".  Hasta que me propusiste echar una carrera y te dije que si para que te callaras la boca. Me quedé alucinado cuando co

Cuando algo se diluye

La vida cobra sentido cuando abandonamos aquellas cosas que no dan para más. Espera que lo complico: Exprimámonos antes de que salgan los créditos, que yo no participo en secuelas, no continuar tiene más mérito porque aunque un hipotético futuro se antoja incierto si seguimos con esto se convertirá en una mala borrachera. Mostremos nuestras heridas y comparémosla fríamente, pensemos que eso sirve de algo y en lugar de firmar como finiquito ningún tipo de contrato, firmemos nuestras heridas mutuamente. Para terminar devolvámonos las espinas para mojarlas en tinta o en saliva, según la ocasión. Nos sentaremos en una de esas mesas largas. Yo en una punta y tú en otra. Solo los dos, contrataré a personal de servicio, ahí, más personal que comensales, me gastaré todo lo que tengo, de postre media manzana y media serpiente para cada uno. Sí, le puedes echar nata montada o leche condensada. 

Encajes y Desencajes

La vi venir por mi espalda, lo noté por la calidez  de su sombra. Yo me abría por dentro como el que salta al vacío, solo que en lugar del abismo me esperaban sus brazos para encajarse con los míos. No supe muy bien que hacer cuando me di cuenta que su boca encajaba en mi cuello, no entendí nada, así que con esa manía mía de  entenderlo todo... estropeé el momento al abrir la boca...

Fíjate

Eres un rincón abierto, acogedor y respirable al mil por cien, donde mis alas vencidas descansan y dejan de estar en alerta de las continuas envestidas humanas... ...una parte de sangre, cambiando de rojo a negro y viceversa. Entreteniendo a mis ojos y tapándome la boca con vientre cálido. Ésto no va aquí. Perdona. Y juegas con el ritmo de tu sangre, finges que vas y vienes, redundas fingiendo el fingimiento, convirtiendo lo literal en metáfora y redundas la metáfora, volviéndola loca para que me empape de esa locura y camine por mi sangre para terminar en la punta de mi pluma. Porque antes de matarme te quieres asegurar que te saco en todas las letras y te escribo entera. Ahora es el momento, porque si te fijas bien... en mis ojos ya es primavera.

El diálogo

-El color de sus ojos/la hierba irritada/huellas en la arena/abrazos de sal. Pestañas cerradas/calor de caderas/rechazos de azúcar/espuma de mar. -No me convence. -A ver ahora. Su mano en mi mano/su brazo en mi hombro/su paso en mi paso. Su mano en mi hombro/su brazo en mi mano/mis pasos tras sus pasos/ y el... -Déjalo. -Que yo no soy. Es ella, es el hilo de luz que su pelo va dejando por las calles [voy detrás], es su voz pasando entre la gente [la busco], es, es, es ella, su risa apoderándose de mi almohada, sus ojos se me clavan allá por donde voy, sus palabras se apoderan de las mías y, y, y... -Cállate ya la puta boca.

Es Una Historia de Amor

Me marché por la mañana sin despedirme. Hacia tanto calor, que igual podría haberme dado un par de revolcones contigo antes de marchar. No fue así, porque decidí no verte. Fueron tantos años juntos que no supe si sería capaz de controlarme, y es que nunca imaginé una hipotética despedida, por eso cuando llegó el momento decidí no hacerla. Me guardé tu frescura y lo tierno que tienes en el fondo. Ya estaba preparado para el viaje. Al llegar a mi destino me recibió el frío, aún así no te eché de menos… quizás porque anduve distraído. Aunque no te busqué en ningún momento, fui consciente de que físicamente no te vi. A veces en mis sueños me inundabas. Antes de tenerte frente a frente para decirte lo de siempre, recuerdo, que paseando por una calle de aquella gran ciudad, me encontré una fachada en la que había algo escrito que me llamó la atención y lo relacioné contigo. Te pongo aquí la traducción. “Quiero empaparme de tu parte cristalina y ayudarte cuando te emborronas, achica