Entradas

Mostrando entradas de enero, 2013

Un Sueño Difuminado

Te sentaste a mi vera. Yo en la toalla, tú en la arena porque querías mantenerte en contacto directo con no sé qué (cosas tuyas, de tu mente y tu cuerpo, ahí no entro). Yo, tumbado, te ofrecía mi perfil izquierdo, el mejor. Tú en cambio jugabas a ocultarte entre la mochila que usábamos de almohada. Hacías nudos con tu pelo, pretendiendo parecer más loca de lo que estás (hay que estar colgá). Más tarde jugábamos al auto-interés, sí, el juego en el que comenzamos hablándonos el uno al otro sobre cosas estúpidas aleatoriamente y forzando los ojos en la cara del otro con interés desmedido. El juego desembocó en un intercambio de miradas blandas, se deshacían nuestros ojos, en ese momento para que la cosa no fuese a mayores comenzaste a hablar, muy rápidamente, diciendo cosas aleatorias, entre medias yo decía frases como "Si te muerdo el cuello tú no te metas".  Hasta que me propusiste echar una carrera y te dije que si para que te callaras la boca. Me quedé alucinado cuando co

Cuando algo se diluye

La vida cobra sentido cuando abandonamos aquellas cosas que no dan para más. Espera que lo complico: Exprimámonos antes de que salgan los créditos, que yo no participo en secuelas, no continuar tiene más mérito porque aunque un hipotético futuro se antoja incierto si seguimos con esto se convertirá en una mala borrachera. Mostremos nuestras heridas y comparémosla fríamente, pensemos que eso sirve de algo y en lugar de firmar como finiquito ningún tipo de contrato, firmemos nuestras heridas mutuamente. Para terminar devolvámonos las espinas para mojarlas en tinta o en saliva, según la ocasión. Nos sentaremos en una de esas mesas largas. Yo en una punta y tú en otra. Solo los dos, contrataré a personal de servicio, ahí, más personal que comensales, me gastaré todo lo que tengo, de postre media manzana y media serpiente para cada uno. Sí, le puedes echar nata montada o leche condensada. 

Encajes y Desencajes

La vi venir por mi espalda, lo noté por la calidez  de su sombra. Yo me abría por dentro como el que salta al vacío, solo que en lugar del abismo me esperaban sus brazos para encajarse con los míos. No supe muy bien que hacer cuando me di cuenta que su boca encajaba en mi cuello, no entendí nada, así que con esa manía mía de  entenderlo todo... estropeé el momento al abrir la boca...

Fíjate

Eres un rincón abierto, acogedor y respirable al mil por cien, donde mis alas vencidas descansan y dejan de estar en alerta de las continuas envestidas humanas... ...una parte de sangre, cambiando de rojo a negro y viceversa. Entreteniendo a mis ojos y tapándome la boca con vientre cálido. Ésto no va aquí. Perdona. Y juegas con el ritmo de tu sangre, finges que vas y vienes, redundas fingiendo el fingimiento, convirtiendo lo literal en metáfora y redundas la metáfora, volviéndola loca para que me empape de esa locura y camine por mi sangre para terminar en la punta de mi pluma. Porque antes de matarme te quieres asegurar que te saco en todas las letras y te escribo entera. Ahora es el momento, porque si te fijas bien... en mis ojos ya es primavera.

El diálogo

-El color de sus ojos/la hierba irritada/huellas en la arena/abrazos de sal. Pestañas cerradas/calor de caderas/rechazos de azúcar/espuma de mar. -No me convence. -A ver ahora. Su mano en mi mano/su brazo en mi hombro/su paso en mi paso. Su mano en mi hombro/su brazo en mi mano/mis pasos tras sus pasos/ y el... -Déjalo. -Que yo no soy. Es ella, es el hilo de luz que su pelo va dejando por las calles [voy detrás], es su voz pasando entre la gente [la busco], es, es, es ella, su risa apoderándose de mi almohada, sus ojos se me clavan allá por donde voy, sus palabras se apoderan de las mías y, y, y... -Cállate ya la puta boca.

Es Una Historia de Amor

Me marché por la mañana sin despedirme. Hacia tanto calor, que igual podría haberme dado un par de revolcones contigo antes de marchar. No fue así, porque decidí no verte. Fueron tantos años juntos que no supe si sería capaz de controlarme, y es que nunca imaginé una hipotética despedida, por eso cuando llegó el momento decidí no hacerla. Me guardé tu frescura y lo tierno que tienes en el fondo. Ya estaba preparado para el viaje. Al llegar a mi destino me recibió el frío, aún así no te eché de menos… quizás porque anduve distraído. Aunque no te busqué en ningún momento, fui consciente de que físicamente no te vi. A veces en mis sueños me inundabas. Antes de tenerte frente a frente para decirte lo de siempre, recuerdo, que paseando por una calle de aquella gran ciudad, me encontré una fachada en la que había algo escrito que me llamó la atención y lo relacioné contigo. Te pongo aquí la traducción. “Quiero empaparme de tu parte cristalina y ayudarte cuando te emborronas, achica