Adiós libre

 Agarró mi mano y se fue. Con la sonrisa en la boca y los ojos más vivos que nunca.

"No quiero nada", me repetía cada tres o cuatro frases. Yo no entendía lo que quería decir con eso, notaba una desconexión entre sus palabras y su rostro. Tenía unas expresiones muy vivas y en cambio, hablaba del final, de un punto y final.

"No quiero nada, dame tu mano, quédate mi paz, mi alegría y mi calma".

Así hice, conecté su vida a la mía, entendí que ejercía su libertad al dejarse ir, a terminar en ese momento con todo.

"No te arrepientas nunca de nada. Y ahora vete, quiero morir solo".

Esas fueron sus últimas palabras. Se fue, y sentí que mi vida se multiplicaba y que él era el ser más libre que había conocido. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Estructuras

Posibilidades

Huir del equilibrio