Lo que nunca
Ir únicamente a ese punto.
Y que no ocurra nada.
Llegar a las manos y que las bocas se queden al límite.
Saber que me quieres morder y no puedes.
No ocultar mis ganas de morderte.
Y que todo sea más difícil.
Mantener la tensión en los ojos.
Y el deseo en todo el cuerpo.
Para disfrutar más “todo eso”
que nunca ocurrirá.
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